"Si pudiera dormir rodeándote con mis brazos, la tinta podría quedarse en el tintero" (D. H. Lawrence)

jueves, 30 de noviembre de 2023

VI CERTAMEN CARTAS DES/AMOR MERCEDES GALLEGO

 


Podrá concurrir a este certamen cualquier persona física, que, en el caso de ser menor de edad, deberá presentar autorización expresa del tutor/a legal consintiendo la participación.

Se aceptará un máximo de una carta (de amor o desamor) por participante, admitiéndose la redacción del texto en cualquier idioma, siempre que, siendo distinto del castellano, se acompañe de su traducción a dicha lengua. Debe de ser inédita, original y no premiada en otros certámenes y/o publicada con anterioridad.

Las cartas tendrán una ,extensión máxima de dos folios, escritos a doble espacio por una cara, con letra Times New Roman de tamaño 12. Se realizará la presentación bajo lema o pseudónimo, el cual deberá aparecer en la zona superior derecha de la carta, en letras mayúsculas. En un archivo distinto, adjunto en el mismo email que la carta, se incluirán los datos personales del autor/a (según Ficha Datos de Participación y una fotocopia del D.N.I.). 

Las cartas deberán enviarse, en formato PDF, a través del correo electrónico cartasmercedesgallego@gmail.com. Asimismo, también se adjuntará una fotografía actual de calidad del autor o autora en formato jpg y una reseña bibliográfica en formato word, que serán utilizados en caso de resultar ganador/a. Los datos personales del autor, que también deberán enviarse al mismo email, no pasarán al Jurado hasta una vez fallado el concurso.

El Jurado, en su labor de selección de la carta ganadora del presente certamen, valorará fundamentalmente los siguientes factores: originalidad, calidad literaria, estética en la composición, expresión, variedad léxica y expresiva y coherencia con el tema propuesto.

Se establece un único premio, el cual consistirá en su publicación en el Apartado Literario-Narrativo del número 18, correspondiente a junio de 2024, de la Revista de Historia de las Vegas Altas-Vegas Altas History Review (revistadehistoriadelasvegasaltas.com), editada por el Grupo de Estudios de las Vegas Altas (GEVA); además, desde la Asociación “Torre Isunza” de Don Benito se expedirá al ganador/a un Certificado acreditativo a fines curriculares. Esta publicación, con ISSN 2253-7287 otorgado por el propio Centro Nacional Español del ISSN, se encuentra indexada a las bases de datos del Sistema Regional de Información en Línea para Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal (Latindex); en la Red Iberoamericana de Innovación y Conocimiento Científico (REDIB); en Clasificación Integrada de Revistas Científicas (CIRC); en el Repositorio Institucional “Dehesa” de la Universidad de Extremadura; en Dialnet (base de datos referenciales y multidisciplinares disponibles en español); en la Matriz de Información para la Evaluación de Revistas (MIAR); en ResearchGate y en el portal para académicos Academia.edu.

El Jurado, compuesto por un número mínimo de tres, estará integrado por personas del mundo de la cultura relacionados con la Ciudad de Don Benito. El fallo del Jurado será inapelable, quedando facultado, además, para resolver cualquier incidencia que pudiera producirse y que no esté contemplada en las bases. El premio podrá ser declarado desierto.

La admisión de cartas finalizará a las 0:00 horas del día 12 de enero de 2024 (se tendrá en cuenta la fecha y hora del email recibido), y la comunicación oficial de la carta ganadora tendrá lugar el día 14 de febrero de 2024, con motivo de la festividad del Día de San Valentín, a través de las redes sociales oficiales de la Asociación “Torre Isunza” y los medios de comunicación.

Las cartas no premiadas serán borradas del email de la entidad convocante tras el fallo del Jurado. Finalmente, quedar constancia que la participación en el certamen supone la total aceptación de las bases. 

Las personas ganadoras de las anteriores ediciones fueron José María Montes Presa (Bendición (Siero), 1952) en la I edición, Gloria Fernández Sánchez (Madrid, 1960) en la II edición, Lourdes Aso Torralba (Castiello de Jaca (Huesca), 1966) en la III edición, Isabel García Rodríguez (Salamanca, 1992) en la IV edición y Rocío Ancares Fernández (Gijón (Asturias), 1974) en la V edición.


jueves, 16 de noviembre de 2023

EL COLMO DE LO ABSURDO

 

Me provoca tal grima ver y escuchar a los manifestantes del otro día en toda España que no puedo callar la boca.

Lo primero, no entiendo por qué esa gente se empeña en adueñarse del país y la bandera, como si los demás fuéramos apátridas. Es nuestra patria y es nuestra bandera. La de todos: rojos, verdes, arco iris y los colores que la naturaleza nos brinda.

Lo segundo: esa gente no usa el diccionario, si lo hicieran sabrían que DICTADURA es, según la RAE : Régimen político que, por la fuerza o violencia, concentra todo el poder en una persona o en un grupo u organización y reprime los derechos humanos y las libertades individuales.

«Fuerza o violencia» ( ¿les suena de algo cuando gritan Franco, Franco?)

«Poder de una persona o grupo» (¿sigue sin sonarles de nada?)

«Reprime los derechos y libertades» Esta parte ya es definitiva. Unos señores y señoras que se manifiestan a voz en grito, con insultos a un presidente de gobierno, con un «que los lleven al paredón» y similares … ¿hablan de dictadura?

Dictadura era que te manifestases y los grises te zurraran a base de bien, que te metieran en la cárcel por un simple cartel, que durante una sentada frente al gobierno civil ( y eso lo he vivido, en plena democracia) llegaran los antidisturbios y te murieras de miedo.

¿De qué dictadura habla esta gente? De la que ellos vivieron tan satisfechos, saqueando la vida de los pobres infelices que sobrevivieron a una guerra que no fue sino un golpe de estado?

¿Tienen neuronas? Porque, de verdad, memoria y comprensión, ninguna.

jueves, 2 de noviembre de 2023

PRÓLOGO de YOLANDA REGIDOR.

 


 Este es el precioso prólogo ( completo, porque hubo un incidente en el libro y salió a la mitad ) escrito por Yolanda Regidor, escritora y amiga, para "Cuando nada sucede", la recopilación de trabajos del  II Taller de Escritura Creativa, patrocinado por la Biblioteca de Don Benito. 

Si no conocéis a Yolanda, no dejéis de leer "La última cabaña", editada por Lumen. 


Cuando tienes una revelación siempre te preguntas por qué no la has tenido antes. Es como si  todas las piezas del Tetris se ordenaran en el aire y cayesen perfectamente colocadas en la línea, que desaparece dejando una sensación efervescente. De pronto, tienes más espacio, más tiempo, más vida, una posible partida extra.

Escribir es algo así. Es una revelación que a mí me sigue pareciendo milagrosa. Sin embargo, ponerse a hacerlo no es tarea sencilla, como no lo es encontrar el mejor método para organizar. 

Hay algo común en todo el que escribe: una cierta incomodidad en su vida. Es en esa inquietud que nos provoca el desorden donde está el germen de la escritura, porque este es el instrumento para disponer, para desenredar emociones que son, a menudo, muy complejas, más aún, -precisamente- en las personas que sienten el impulso de ponerlas sobre blanco. La vida nos resulta caótica, todo es farragoso hasta que las piezas se colocan, y solo cuando lo hacen, el aire nos resulta más ligero.

Bien; aprendido esto, ya sabes lo que tienes que hacer para respirar. Ahora volverás a hacerlo cada vez que lo requieras. El bolígrafo o el ordenador serán para ti una suerte de drenaje. Y podría ser suficiente con eso, pero resulta que la inquietud no cesa, que notas una necesidad de explicarte mejor porque la simple tarea de escribir ha hecho que empieces a ver el mundo de otra forma. Comienzas a prestar atención a tus propios pensamientos, a lo que sientes. Es
un acto de introspección, de búsqueda y descubrimiento, externo a través de tu piel, e interno a través de la reflexión íntima. Y te asombras, porque es asombroso. Se han despertado tus sentidos y ya no es posible cerrarse. Ahora te dicen cosas que antes pasaban desapercibidas; puedes ver lo real y lo irreal, oler más allá de los efluvios, degustar sabores que otros no pueden apreciar, oír lo que no se dice, tocar bajo la superficie de las cosas, sentir lo que los demás no sienten. Y exactamente en esto último está el precio a pagar: cierta incomprensión, soledad.

Es, siempre me viene esto a la cabeza, como esa queja repetida de las madres que se pasan horas en la cocina para que su familia se lo coma todo en un minuto y después, solo si les pregunta, digan que sí, que ha estado rico. A mucha gente que escribe le sucede esto. Los que están a su alrededor nunca se han metido en la cocina.

Incomprensión y soledad. Esto es, creo, lo que lleva a las personas a acercarse a un taller de escritura: el impulso tribal de encontrar a los tuyos. 

Cuando Mercedes Gallego, colega y amiga, me invitó a acompañar una tarde a sus alumnos, esperaba ver lo que es habitual en muchos de estos talleres, que no es otra cosa que un grupo de gente letraherida con un afán desmedido por publicar o hacer contactos que le faciliten lo anterior; quizá también aprender un poco, sí, lo que haga falta, pero siempre en términos de resultados palpables. Las generalizaciones sirven para hacer la vida más fácil, pero también más injusta, pues nada más lejos de esto. Lo que me encontré fue una hermandad que no había querido disolverse cuando se acabó la programación del curso; unos escritores que pedían más, que se negaban a abandonar su tribu porque nunca acudieron a ella con un “para”, sino con un “por”. Por un motivo, y no para un fin. Es mirar la razón, y no la finalidad, pues la causa por la que escriben es esa pulsión genuina que no se pierde.

Habían llegado al clan de una manera limpia, hermosa, al modo de los niños que se relacionan en el colegio sin que nadie los presente como ‘hijos de’, ‘residentes en’ o ‘pertenecientes a’. Y sin embargo, ya se conocen muy bien. Se han ido tratando por escrito, y cuando esto sucede, se da un hecho extraordinario: el conocimiento profundo se da antes que el superficial. Regalándose semana a semana sus letras, han ido sabiendo de los intereses de cada uno, de sus anhelos, de sus miedos y sus fantasías..., aquello que nos hace de verdad ser lo que somos. Y esto es algo que funciona hacia fuera y hacia dentro, pues también cada uno se va a conociendo a sí mismo a través de sus recuerdos -la vida es revisar y revisar-, reparando en las propias ausencias y presencias; va descubriéndose en los personajes que construye, puede ver lo que estos llevan dentro -pues beben de lo suyo-, son capaces de descargar en ellos su libido y, en fin, revelarse a sí mismos lo que Larkin llamó “las ciegas marcas”, y es que al escribir siempre se decanta el poso de nuestra vida.

Esto nos lleva al punto culminante. Tras la insatisfacción que dio lugar a ‘ponerse a escribir’, y después de la incomprensión y la soledad como motores hacia la búsqueda de ‘la familia’, ahora es preciso acabar con los temores asociados a la escritura y liberar la imaginación. Hay que sortear la autocensura, olvidarte del pudor, del miedo a ponerte en evidencia, a revelarle tu yo a los demás miembros de la tribu. Y por último, dentro del respeto hacia las voces de los demás, estar dispuesto a dar y recibir críticas, correcciones y podas, algo que no es tan fácil.
Es necesaria mucha dosis de humildad para darse cuenta de que, tal vez sí,tienes un armario lleno de palabras, pero al igual que con la ropa, a veces no las combinas bien.

Este clan ha superado todo esto -que no es poca cosa-, y eso les ha permitido comprobar que no hay desafío más ilusionante que el de procurar darle a una escena, a un pensamiento, a una emoción, a un recuerdo o a un sueño la posibilidad de la belleza.

Conseguido esto, llega la suave caricia al ego, este reconocimiento que es el estímulo para una nueva historia. Que así sea.

                                                               Y. Regidor